domingo, 20 de marzo de 2011

El Toluca sigue en plan de víctima.



La reciente visita de los Diablos Rojos del Toluca al patio de La Máquina deja como resultado dos rachas: la positiva de los locales que por fin logran convertir en un fortín al Estadio Azul y por el lado del Toluca, la continuidad de una de las peores rachas deportivas que se recuerden desde el inicio de los torneos cortos, sólo comparables a la oscuridad y mediocridad en la que se vieron envueltos en los años 80.

En favor del equipo Escarlata se debe mencionar que el arbitraje de Marco Antonio Rodríguez influyó en el desarrollo del encuentro.

El parado totalmente defensivo del equipo Choricero auguraba un partido dominado por el Cruz Azul y un Toluca con todos sus jugadores atrás, pero la balanza se desequilibró cuando el Arbitro Central decidió que Osvaldo González sobraba en la cancha al minuto 44 y lo mandó a las regaderas, dejando a los visitantes con 10 hombres.

Las expulsiones continuaron cuando al 45 Horacio Cervantes y Alfredo Talavera chocaron dentro del área y -ya no tan sorprendentemente- Chiqui Marco Rodríguez repartió salomónicamente un par de tarjetas rojas, una para cada bando.

La substitución de un inefectivo Ayoví para dejar entrar a Centeno a suplir en la portería fue el mensaje de claudicación más claro de toda la temporada, a la vez que el más práctico. Sergio Lugo en realidad no tenía más opciones que parar al equipo más atrás y rogar por una oportunidad para hacer el milagro de anotar un gol que le diera algo de lustre al juego: nunca se vio un diablo tan creyente de milagros.

Y la apuesta casi paga dividendos, pues ese escenario estuvo a punto de suceder al 66: Alfredo Ríos tuvo la única oportunidad de los Rojos para anotar pero su cabezazo quedó en las manos de Corona, quien de esa manera logró su contribución del día.

La “práctica de tiro al arco rival” ya se está convirtiendo en una de las marcas registradas de La Máquina para este torneo. Continuamente Chaco, Romo y Palau seguían dando al público razón para levantarse de sus asientos pero no lograban abrir el marcador. Un estoico Centeno se mantuvo ocupado con los constantes avisos que los atancantes locales le mandaban, obteniendo un verdadero bautizo de fuego en este Clausura 2011. Para crédito del carcerbero mexiquense, se debe mencionar que  aguantó cuanto pudo para mantener su meta en cero.

Sin embargo era cuestión de tiempo para que la localía se hiciera visible en el tanteador, y lo hizo de la mano del verdugo efectivo que tiene en Emmanuel Villa: un centro de Giménez fue rematado de cabeza por Villaluz, provocando el lance de Centeno que ya no pudo evitar que el “Tito” recogiera el rebote y mandara el balón al fondo de las redes.

Con este resultado, los mexiquenses siguen escribiendo su propia tragedia, mientras que el futuro luce más brillante cada vez para La Maquina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario