viernes, 13 de mayo de 2011

Una Máquina Aplanadora!!!...

La Máquina del Cruz Azul salió rampante y con decisión en busca del boleto que lo lleve a la Final del Clausura 2011.

La peligrosidad del ataque Celeste se vió reflejado en el marcador; la renta de 2 goles a cero parece poco castigo en vista de las oportunidades creadas y no concretadas por parte del cuadro de Enrique Meza.

Pero antes de la patada inicial las espectativas del juego no eran claras.


No se sabía que versión de los locales se presentaría a la cancha.

Monarcas ya había hecho de las suyas en el Estadio Azul, por lo que los antecedentes no eran muy buenos de cara al encuentro. En aquella ocasión Elías Hernández fue el verdugo de La Máquina cuando en el último minuto se robó los 3 puntos en un partido generoso al espectador.

Pero lo que sucedió durante los primeros 45 minutos del compromiso no dejó lugar a dudas: el equipo de Enrique Meza sabe a lo que juega con Torrado en el campo y Pineda concentrado en su futbol, mientras que el aporte de Aquino al ataque se está convirtiendo en una necesidad más que en una opción de recambio.

Aun así La Máquina Celeste dominaba pero no concretaba.

Al 17 Aquino probó suerte pero su disparo no representó ningun peligro para la meta de Vilar.

La Fortuna le sonríe a los valientes y Christian Gimenez volvió a ser quien abriera el marcador, al ser el atrevido de siempre, abriendo paso y anotando goles importantes en los momentos cruciales para la tranquilidad de la tribuna.

El gol que surgió del cobro de falta del Chaco no pasará como uno de los mejores momentos de Vilar. El portero ex-atlantista, quien puede presumir de haber jugado en contra del propio Messi, se olvidó de lo básico cuando sorprendentemente soltó el balón y él sólo anotó el primer tanto a favor de la causa local, en una repetición casi exacta del famoso gol que Villalpando regaló en Copa Libertadores.

La anécdota no pasó desapercibida para los seguidores locales, que se deleitaban recordándole su pifia al internacional argentino en cada oportunidad.

El buen ambiente crecía en la tribuna y se reflejaba en la cancha. El juego de buen toque y balon a ras de pasto que mostró el equipo del “Profe” se acerca cada vez más a lo que el Técnico nos mostró en su estadía al mando del Pachuca.

Y esa marca registrada quedó manifiesta en el segundo gol cuando al minuto 45 los atacantes  Cementeros al frente hilvanaron cinco toques de balón sin interrupción, con los defensas Michoacanos tratando de recomponer sus posiciones. La convicción con la que Villa se colocó de frente al marco esperando el balón de Giménez fue la prueba más contundente de la confianza que tienen los jugadores en el trabajo colectivo. La furia con la que “Tito” manda el balón al fondo de la red no es un adorno de la jugada, es un mensaje que la tribuna supo recibir y apreciar: “estamos en la lucha, vamos con todo”.

El monólogo Celeste continuó durante el segundo tiempo, con la misma intensidad pero sin la certeza del primer lapso.

La buena forma que venía demostrando Rafael Marquez en la demolición del América en la serie de Cuartos de Final quedó nulificada. Y en esta ocasión no hubo Elías Hernández que decepcionara a la afición Cementera en el último tramo del encuentro.

Ni la entrada de Miguel Sabah, el “Hombre sin Miedo”, por Manuel Pérez cambió la tónica del partido.

Sin embargo, no se puede dar al Morelia por terminado. El partido de vuelta promete ser una reiteración de lo sucedido contra el Atlante, con un planteamiento totalmente ofensivo por parte del Jefe Boy, consciente de que es matar o morir por el resultado.

Cuando Villa y Aquino fueron substituidos la aclamación del respetable no se hizo esperar, pero quizá el detalle a celebrar es la certeza de que el equipo es dueño de su propio destino y confía en sus capacidades, o en palabras de Christian Gimenez: es un equipo ”maduro”
El timing no podía haber sido más perfecto y si para una demostración como la del partido de ayer debió pasar una "semana horribilis", entonces es valido el punto de que "se sufre pero se aprende"

Y si el equipo ha crecido “por haber sufrido mucho”, sólo cabe imaginarse que pasará cuando empiece a disfrutar de su propio juego.

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